
La vacunación de los niños contra la COVID-19 persigue dos objetivos. El primero es protegerlos de la infección y enfermedad, aunque ellos con frecuencia solo sufren de infecciones asintomáticas o de poca gravedad, algunos niños pueden contraer enfermedad grave sobre todo si tienen otras afecciones de base. El segundo objetivo es que al vacunar a los niños se evita que se conviertan en propagadores del virus, que infecten a miembros de su familia y de la comunidad. Para conseguir la tan ansiada inmunidad de rebaño se hace necesario interrumpir la cadena de transmisión del virus en los niños por medio del uso de la vacunación, importante decisión cuando se anuncia el regresoma clases presenciales.
Muchas de las vacunas aprobadas para adultos ya están siendo evaluadas en niños y algunas ya se están comenzando a autorizar para su uso en la población infantil de diferentes edades. Esas decisiones se están tomando muy cautelosamente después de haberse conducido pruebas clínicas en esos grupos etarios. En los Estados Unidos tan solo una vacuna, la producida por PfizerBioNTech, ha sido autorizada para su uso en niños de 12 años o más, y en este momento se está evaluando la información para su posible aplicación en menores de 12 años. Con esos datos, la vacuna de Pfizer-BioNTech ya se ha comenzado a administrar en niños en varios países latinoamericanos que tienen acceso a dicha vacuna.
En Venezuela están accesibles dos vacunas chinas basadas en virus inactivados, Sinopharm y Sinovac, aprobadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), y que ya se han comenzado a aplicar en niños en varios países latinoamericanos. El pasado 1 de octubre, Argentina anunció que comenzará a vacunar a los niños mayores de 12 años con la vacuna de Pfizer-BioNTech y a los niños entre 3 y 11 años con la vacuna de Sinopharm. Esa vacunación ha sido autorizada por la reconocida agencia regulatoria argentina (ANMAT) basado en información publicada en la prestigiosa revista “The Lancet” sobre estudios de fase 1 y 2 realizados en niños. Anuncios similares se han hecho en Ecuador, Chile, El Salvador y otros países, que ya han comenzado a vacunar niños con la vacuna Sinovac. A pesar de que tanto la vacuna Sinopharm como la Sinovac se encuentran en Venezuela, sorprende el anuncio del gobierno de iniciar la vacunación de niños en Venezuela con el prototipo vacunal conocido como Abdala, que, aunque también esta siendo aplicado a niños en Cuba desde el mes de septiembre, lo hacen como un ensayo clínico y todavía no ha recibido la autorización para uso de emergencia en la población infantil.
La Academia Nacional de Medicina expresa su profunda preocupación de que un producto del cual no se tiene información científica sobre su seguridad y eficacia, ni se conocen publicaciones científicas reconocidas, y que no ha sido aprobada por la OMS o por alguna agencia regulatoria internacional, se proponga para vacunar niños venezolanos, con todas las consecuencias que eso podría acarrear.