Discurso de orden de la doctora María Eugenia Landaeta en el acto de la Federación Médica Venezolana con motivo del día del médico, 10 de marzo de 2022, ante la situación en los servicios de salud pública y las universidades en Venezuela

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Dr. Douglas León Natera – Presidente y demás miembros de la Junta Directiva de la FMV

Dr. Enrique López Loyo y Dra. Isis Nezer de Landaeta – Presidente y Vicepresidenta de la Academia Nacional de Medicina y demás Individuos de Número presentes.

Excelentísimo Monseñor Cardenal Baltasar Porras – Administrador Apostólico de la Arquidiócesis de Caracas

Estimados Colegas médicos

Señoras y señores

Quiero agradecer al Dr. Douglas León Natera y a la FMV, por el honor de haber sido invitada a dirigirles la palabra en este acto tan significativo, como es el Día del Médico en Venezuela.

Permítanme dedicar estas palabras a mi equipo de trabajo, sin ellos nunca lo hubiéramos logrado. A mis compañeros, residentes y adjuntos del Servicio de Infectologia del Hospital Universitario de Caracas y a los estudiantes de medicina que se ofrecieron como voluntarios, por el excelente grupo que se formó para la atención de los pacientes, desde el inicio de la pandemia que nos ha afectado en estos dos últimos años. Todos preparados, todos comprometidos, vivimos momentos difíciles, fuertes, tristes, pero también de gran orgullo y esperanza. A las enfermeras, dispuestas y abnegadas, al personal administrativo del servicio, quienes trabajaron mano a mano con el resto, a los médicos y técnicos que nos apoyaron en el manejo de los pacientes, en especial a los de terapia respiratoria, nutrición, psicología y psiquiatría, a cardiología y a otros servicios del hospital, a las autoridades hospitalarias del momento, quienes se abocaron a mejorar las deterioradas instalaciones, y por ultimo a todos los pacientes, que sobrevivieron y fallecieron en esta epidemia. A todos les agradezco con el corazón el tiempo vivido y las enseñanzas que nos quedaron.

Quiero mencionar también en estas palabras de gratitud a todas las personas y organizaciones que colaboraron con donaciones infinitas, entre los cuales se destaca el Decano de la Facultad de Medicina de la UCV y todo el equipo humano que lo acompaña, permitiendo que todo nuestro personal se encontrara debidamente protegido, y que nuestros pacientes contaran con los medicamentos y equipamiento que necesitaron. Me quitaron un peso inmenso de mi espalda.

Nunca había visto el día del médico como lo veo hoy en día, reflejando desde su origen el liderazgo, la constancia y la tenacidad que nos llevan a lograr las metas. La FMV puede sentirse orgullosa del balance positivo que ostenta de trabajo firme y perseverante. La vocación de servicio y mística que la han caracterizado y la representan en la actualidad, conducirán su accionar en el futuro.  Carlos Arocha Luna, en el libro La FMV, 40 años de vida y acción, al referirse a los objetivos primordiales de esta organización, nos convoca a “adaptarla a las exigencias del presente, imprimirle un mayor dinamismo a sus ejecutorias, profundizar cada vez más su mensaje social y científico, estimular el retorno al apostolado que nos enorgullecería, multiplicando las medidas para ponerle coto a la deshumanización. Vigilar sin desmayo el exacto mantenimiento de la honorabilidad y de la ética de sus miembros y proyectarla cada vez más hacia las inquietudes de la colectividad…”

Es así como el día del médico en nuestro país, se establece en honor a nuestro padre común, José María Vargas, quien en conjunto con el Libertador Simón Bolívar redactó los estatutos de la universidad republicana, y quien actuó como su primer rector, en un mundo donde hasta ese momento a los médicos no les era permitido ser rectores de la universidad.

En 1826, Bolívar, durante su última estadía en Venezuela, llama al doctor José Vargas, como él solía identificarse, para confiarle la importante misión de reestructurar la Universidad de Caracas (actualmente Universidad Central de Venezuela). Así, en 1827, Vargas inicia una Universidad nueva, aplicando sus conocimientos, adquiridos en los grandes centros europeos, en los cuales completó su formación. A partir de los antiguos estudios médicos existentes, crea la Facultad de Medicina, enseñando anatomía, botánica, mineralogía y química, trayendo consigo, las ramas de las ciencias modernas al país.

Realizó una exitosa labor administrativa, gracias a la cual consiguió poner al día las cuentas de la universidad. Por otra parte, se dedicó a reorganizar las diversas facultades, crear nuevas cátedras, a las reparaciones físicas de los salones, a la organización de bibliotecas, y a relacionar la universidad con otros planteles. Al término de su desempeño como rector, la universidad se había convertido en un modelo de eficacia administrativa y en un prestigioso centro de estudios.

Bolívar y Vargas le dieron un vuelco magnifico a la universidad y la convirtieron en la primera del país. Hoy, cuando se encuentra en su cumpleaños número 300, seguimos el ejemplo y las enseñanzas de estos dos grandes próceres.  Larga vida a la universidad autónoma, plural, libre y democrática. Estos valores valen la pena ser defendidos y nosotros somos los llamados a defenderlos.

Como presidente de la república, entre 1835 y 36, durante el breve gobierno civilista de Vargas, se llevó a cabo la promulgación del Primer Código de la República, la organización del Registro Público, la elaboración de un Proyecto de Código de Instrucción Pública, la introducción de reformas en la enseñanza primaria y superior y la reedificación de los Colegios Nacionales de Margarita y El Tocuyo. Se atendió también a la sanidad, se establecieron las bases para el censo general de población y se autorizó la entrada de barcos españoles en los puertos venezolanos.

Aunque estas acertadas acciones no fueron luego reconocidas y el debió renunciar al gobierno del país, quedaron como bases para la república que fue Venezuela hasta hace unos 20 años.

Me refiero al tiempo de hace 20 años ya que, en esta nueva etapa del país, muchas cosas han cambiado nuevamente, no siempre para bien.  Hemos observado con impotencia el deterioro de la salud del venezolano, tanto física como mental, su mala nutrición, las enfermedades ya controladas o erradicadas volver por sus fueros, así como la mala administración de los recursos en salud, el deterioro de los centros asistenciales, la escasez de insumos medico quirúrgicos, la obsolescencia del equipamiento, y más recientemente la migración masiva del personal sanitario a otros países que les han ofrecido mejores oportunidades, abandonando así nuestros ya depauperados hospitales. Por este motivo cobra mucha más importancia la dedicación del personal con el que aun contamos para el manejo de la nueva epidemia, quienes siguen empeñados en mantenerse en los centros asistenciales, a pesar de ganar 7 bolívares al mes, recientemente se ha aumentado, aunque en forma muy insuficiente; vivir en sitios lejanos y no tener otras fuentes de ingreso. Ya ni siquiera les dan una bolsa de comida, con la que paliar sus carencias, y esto los obliga a buscar opciones en la economía informal y a tener dos y tres trabajos para poder mantenerse a sí mismos y a su familia. En el HUC hay servicios que se encuentran prácticamente cerrados, sin personal médico, sanitario ni administrativo, y las áreas están siendo confiscadas para otros propósitos. Por más mística que pueda tener un personal, es difícil que pueda permanecer en un trabajo que no le permite mantener a su familia, por lo que hemos visto partir, con lágrimas en los ojos, personas entrenadas, altamente calificadas y amantes de la medicina hospitalaria, hacia centros asistenciales privados, hacia otros países y hasta dedicarse a actividades que no tienen nada que ver con la labor asistencial que venían ejerciendo. Es una pérdida que será muy difícil, si no imposible, recuperar.

Otra situación que también será difícil resolver es el abandono de los programas de prevención de enfermedades, tanto transmisibles como crónicas del Ministerio del Poder Popular para la Salud. Programas tan avanzados y valiosos como el Programa Ampliado de Inmunizaciones, el Programa de ITS/SIDA, el de tuberculosis, Malaria, Control de Infecciones Hospitalarias, así como los de Diabetes, Hipertensión Arterial, Trasplantes, Reumatología, Cáncer, cardiopatías congénitas, prácticamente se encuentran detenidos. Los primeros que he mencionado se encuentran ahora a cargo de la Organización Panamericana de Salud, quien se ha ocupado de traer al país drogas antituberculosas, antimaláricas, antirretrovirales y algunos métodos diagnósticos, que han contribuido a frenar la alta mortalidad que veníamos observando por estas enfermedades, sin embargo, en este momento no se está aplicando ninguna de las vacunas obligatorias, lo cual en poco tiempo traerá como consecuencia la reaparición de enfermedades prevenibles, como polio, sarampión, difteria, tosferina, neumonía y meningitis, y no se ha dado aprobación a otras no menos importantes como hepatitis A, herpes zoster, virus de papiloma humano, entre otras. Sabiendo que después del agua potable, de la cual también carecemos, la vacunación es la medida más importante de prevención de enfermedades y lo que nos espera es verlas de nuevo, tal como ocurrió anteriormente con sarampión y difteria.

Por otra parte, es evidente el aumento de muertes por falta de trasplantes, por falta de citostáticos de los pacientes ya trasplantados, de cáncer diagnosticado tardíamente y déficit de drogas antineoplásicas. No se han actualizado las drogas que se utilizan para estos tratamientos y nos hemos quedado rezagados de los avances de la terapéutica.

En la universidad también se evidencia el deterioro. Profesores que tenían más de 10-15 años dedicándose a la docencia, asistencia, investigación y extensión, que realizaron sus maestrías y doctorados en universidades de prestigio, se retiran de las aulas para buscar nuevos derroteros, dejando sin generación de relevo a estas instituciones. Cátedras sin profesores, jefes encargados de departamentos y cátedras a la vez, por no haber a quien designar, personal administrativo casi inexistente, son denominadores comunes en toda la UCV y en otras universidades autónomas, las cuales han sido sustituidas en el CNU por “universidades” que gradúan médicos y enfermeros integrales comunitarios, que manejan el sistema de atención primaria sin los más elementales conocimientos, pero que también quieren tener especialidades que hasta ahora han sido reservadas para los médicos cirujanos, no por discriminación ni por exclusión, sino por conocimientos y preparación. Por otra parte, el presupuesto que se le asigna representa el 3% del que se solicita, del cual el 90% corresponde a sueldos y salarios, nada para gastos de funcionamiento, mantenimiento ni renovación de equipos. Esto ha causado la ruina de la infraestructura universitaria y la obsolescencia de todo el equipamiento educativo. En los últimos meses, una comisión presidencial se ha abocado a la reparación y restauración de la planta física, sin embargo, el presupuesto permanece igual.   

Esas situaciones y la legislación que se ha impuesto en los últimos años, también han ocasionado que no haya sido posible la celebración de elecciones libres en la universidad, ni en las federaciones y colegios profesionales, cuyos cansados directivos no pueden abandonar sus funciones sin que estas nobles instituciones sean entonces asumidas por el régimen, como ya hemos visto en la Universidad Simón Bolívar, con el peligro de que los cambios que sufran no sean los más adecuados. Esta discusión se está llevando a cabo activamente en la UCV, sin encontrar la mejor salida a la situación, sin embargo, el tiempo sigue transcurriendo y cada vez se hace más apremiante la renovación de las autoridades.

 Todas estas situaciones nos pintan un panorama sombrío, sin embargo, uno de los aprendizajes más gratificantes que me ha tocado es ver cómo la generación joven que se encuentra en formación en nuestros hospitales y en la universidad son ciudadanos comprometidos con sus instituciones y con su patria, cómo los estudiantes buscan la manera de ayudar a sus escuelas y facultades a seguir adelante, haciendo recolección de donaciones, rifas, eventos, animando y comprometiendo a sus profesores a seguir adelante, y al terminar su formación se quedan trabajando en el hospital y entran a la universidad como docentes, con los conocimientos frescos y el entusiasmo tan necesario para mantener viva la academia. Estos jóvenes se han constituido en la nueva generación de relevo y a nosotros los que estamos ya de salida no nos queda otra opción que mantenernos activos hasta que podamos dejar en herencia a este nuevo grupo las instituciones que tanto nos ha costado mantener vivas, hasta que ellos tomen el testigo y queden a cargo de recuperar el esplendor que conocimos en otras eras de nuestra vapuleada historia. Al menos heredarán una UCV remozada, con sus instalaciones reparadas y con las autoridades renovadas, para dar un nuevo comienzo a la universidad del futuro, que tanto anhelamos, tal como lo soñaron Vargas y Bolívar. Debemos seguir su ejemplo, y no dejarnos vencer por el desánimo, sino más bien, tomar un segundo aire y continuar hacia adelante.

La FMV es la institución que aglutina a todos los profesionales médicos en el país, tanto aquellos pertenecientes a las sociedades científicas, que reúnen a los especialistas, como a la universidad, cuerpo matriz y formador, a la Academia Nacional de Medicina quien ejerce como corporación asesora del Estado, los sanitaristas, quienes se dedican de lleno a fomentar la salud de la comunidad, los colegios de médicos, que abarcan a los colegas en funciones gremiales en todas las regiones. Todos estos grupos de médicos convergen en una sola doctrina, regida por el Código de Deontología Médica, de obligatorio cumplimiento, independientemente de su orientación en el terreno científico o profesional. Es nuestro deber mantener a toda costa esta institución rectora y las otras mencionadas, a pesar de las dificultades que enfrentan, con el fin de que prevalezca el orden y la justicia.

En este sentido, con una visión del futuro, el Dr. Joel Valencia Parpacen en 1985, en su Apología a Maimonides el Español, le pide: “tú que tuviste el privilegio de ser dotado de un talento excepcional por la Providencia Divina, haz que tus oraciones se eleven hasta el cielo para que los hombres de este siglo puedan resolver los problemas que les afectan, como son, entre los principales: el peligro de la guerra nuclear, y con ello, el exterminio del ser sobre el planeta,… el hambre que se extiende por continentes en forma acelerada, la falta de solidaridad internacional,…. Trata de que la luz de tus ideas ilumine a los pensadores y a los gobernantes a fin de que el futuro sea promisor y el hombre viva desde ahora con fe y esperanza. Porque vivir por vivir, para no vivir, es no vivir.”

Para terminar, considero propicia esta ocasión para agradecer nuevamente a la FMV por su gentil invitación, que me llena de orgullo, a Dios por ser tan bueno conmigo, a mi familia que me ha apoyado y me ha soportado en estos tiempos de tanto trabajo y dificultades, a mis médicos, que me han acompañado en estos últimos meses por una intercurrencia de salud y han sido pacientes conmigo, y a todas las personas que me han expresado de muchas maneras su solidaridad y su cariño. A todos, muchas gracias.

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