Sección I – Editorial
Rafael Muci-Mendoza 2013-5-56-I-65
Elogio de la vida sencilla:
el doctor que fue a recetar… y le dieron receta…
Vuela a mi presencia, radiante como el sol de aquellos días, una brisa fría, seca e inspiradora venida del cielo, que acaricia con rudeza la piel de mi rostro: una visita a una comunidad dispersa en los andes venezolanos. Con miembros de la Sociedad San Francisco Javier, liderada por Jon San Juan Echevarrieta, una tercera semana de enero, formé parte con mi hijo Rafael Guillermo, de un operativo médico-odontológico en el estado Trujillo, específicamente en el Páramo de las Siete Lagunas a casi 3.400 metros sobre el nivel del mar, distante de una hora de la población de La Puerta y próximo al sitio donde en 1950, se había estrellado el avión que trasladaba los sueños de 28 jóvenes del Colegio San José de Mérida hasta Caracas donde festejarían el nacimiento de Jesús de Nazaret. Bondadosos pobladores del páramo auxiliaron en el rescate de los cuerpos hasta depositarles en el sitio donde hoy en día se levanta una cruz, la llamada Cruz Colorada y, desde allí, bajaron hasta Valera los despojos de aquellos seres inocentes arrebatados por la incomprensión del destino y la mano fría de Átropos portadora de la tijera que corta el fino hilo de la vida. Entonces mucho aprendí sobre la vida llana y cándida, y por ello, a lo largo de este Editorial iré intercalando estrofas del poema del español José María Pemán (Cádiz, 1898-1981), preciosamente intitulado, ¨Elogio de la vida sencilla¨.