BM. Volumen 9, No. 98, Febrero 2017

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Sección I – Editorial
Rafael Muci-Mendoza 2017-9-98-I-112

Elogio de la muerte biográfica: ̈El mal de irse sin irse del todo ̈, El mal de Alzheimer…
En memoria de mi Maestro, Profesor William Fletcher Hoyt (1926)
Vivimos entre dos nadas, la nada de no ser y la nada de dejar de ser… No somos cuando no existimos, cuando definitivamente morimos; dejamos de ser cuando aún vivos hemos perdido toda relación con el mundo que nos rodea quedando quizá algunas pequeñas parcelas que trabajan en insuficiencia; continuamos la vida, pero nuestra biografía se ha detenido; hemos muerto desde el punto de vista biográfico, es un estado de la nada; es un estado donde hemos perdido vivencias, experiencias, conocimientos y habilidades, no pudiendo comprender adónde se fueron, dónde están, porque tampoco nos importan… Así, alcanzamos el estado de demencia (del latín: «alejado» y mens (genitivo mentis): «mente») que entraña la pérdida progresiva de las funciones cognitivas producida por daños
o desórdenes cerebrales. Es una condición producida por priones. Las investigaciones suelen asociar la enfermedad a la aparición de placas seniles y ovillos neuro fibrilates por acumulación anormal de la proteína Beta-amiloide (también llamada amiloide Aβ) y tau en el cerebro, Emil Kraepelin (1856-1926), en su libro de psiquiatría de 1910 Psychiatrie: Ein Lehrbuck für Studi[e]rende und Aerzte, designó a esta forma de demencia con el nombre de Alois Alzheimer (1864-1015).

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