Por Olgalinda Pimentel @olgalindap y Betania Franquis @prada2395. El síndrome poscovid: la niebla en el cerebro que cuesta disipar (storage.googleapis.com)
Recopilado por Carlos Cabrera Lozada. Miembro Correspondiente Nacional, ANM puesto 16 . ORCID: 0000-0002-3133-5183. 04/09/2022
Una de cada tres personas afectadas por el virus SARS-CoV-2 padece de fatiga mental y/o trastornos cognitivos con variadas expresiones, aun después de haber superado el covid. Especialistas han identificado casos de trastorno de atención, episodios psicóticos, depresión, demencia, epilepsia e inclusive enfermedades cardiovasculares o hepáticas. Proteger el cerebro es la recomendación ante la enfermedad de la que todavía se desconoce su pernicioso alcance.
Caracas. “No soy la misma desde que me dio covid”, dice María Olga Rosas, una ejecutiva de 45 años de edad, quien tardó casi tres semanas para superar definitivamente el cuadro de síntomas físicos que le ocasionó la variante ómicron de esta enfermedad: dolor de garganta intenso, quebranto, afonía y mucha pesadez.
Cuando se reintegró a sus labores en una firma consultora, transcurrido un mes de contagiarse, Rosas sintió que no podía procesar información tan eficazmente como lo hacía antes del contagio; el cansancio era permanente. “Lo peor es que no podía concentrarme, leer era casi imposible. Además cuando me enfocaba en algún trabajo no podía hacerlo por largo tiempo, tenía que interrumpirlo varias veces y eso retrasaba mis entregas”, narra y agrega que sentía gran angustia ante la exigencia de manejar una importante cartera de clientes.
Confiesa que aún siente perturbaciones cognitivas.
No sé si tendré que verme con algún especialista, pero lo que sé es que a veces me falla la memoria, y me canso con más rapidez, como si necesitara vivir más lento, y eso está presente después de que me enfermé”.
Cuadros como el de Rosas se denominan síndrome poscovid o COVID-19 prolongado, que se define como la sucesión de síntomas que se presentan durante la infección aguda o después de 12 semanas, a partir de los tres meses de la enfermedad, atribuida a los efectos del virus SARS-CoV-2. El término fue utilizado por primera vez por el Instituto Nacional para la Calidad de la Sanidad y de la Asistencia del Reino Unido.
Estos síntomas llenan las consultas de Neurología en Venezuela desde enero de 2021, casi un año después de aparecer la pandemia en el país. Otros pacientes acuden a las unidades de Psicología y relatan cómo, tras estar sometidos a la cuarentena por la COVID-19, todavía presentan insomnio, fallas de memoria, crisis depresivas y pérdida de cabello y de olfato.
Médicos especialistas, después de intensas investigaciones para tratar de comprender la afectación en el sistema nervioso de pacientes que superaron el malestar completamente, determinaron que la COVID-19 deja secuelas en el cerebro que pueden persistir de uno a dos años, al menos.
En Brasil, la neuróloga Clarissa Yasuda, de 46 años de edad, adelanta una investigación sobre la COVID-19 de larga duración, después de haberse repuesto de la enfermedad viral que la aquejó en agosto de 2020. Notó que no se recuperaba al 100 %.
“No soy la misma persona, parece que perdí algunos puntos de coeficiente intelectual. Después de un año y medio, creo que me recuperé en un 30 % o 40 % de lo que perdí”, declaró Yasuda a un medio británico, en febrero de 2022. “Es una enfermedad muy ingrata”, explicó. “Después de un año y medio, con mucho esfuerzo, mucha disciplina, combinando muchas cosas, mejoré un poco. Tengo angustia de pensar que no me voy a recuperar del todo (mis habilidades cognitivas), pero me estoy resignando a esa posibilidad”.
La profesora de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Campinas, en Brasil, como muchos otros pacientes, comparten la expresión recurrente: “Me salvé de la covid, pero dejó niebla en mi cerebro y no me siento la misma de antes”.
Datos reveladores en el poscovid
En Venezuela no existen datos oficiales sobre las consecuencias del covid en el cerebro de quienes padecieron la enfermedad. Esto a pesar de que la Organización Panamericana de la Salud (OPS) advirtió en marzo de 2020 sobre el “fuerte impacto psicológico” que la enfermedad y el confinamiento generarían en la sociedad.