Prof. Jeffrey D Sachs, et al. DOI:https://doi.org/10.1016/S0140-6736(22)01585-9
Recopilado por Carlos Cabrera Lozada. Miembro Correspondiente Nacional, ANM puesto 16 . ORCID: 0000-0002-3133-5183. 15/09/2022
Resumen
Al 31 de mayo de 2022, hubo 6,9 millones de muertes reportadas y 17,2 millones de muertes estimadas por COVID-19, según lo informado por el Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud (IHME; a lo largo del informe, nos basamos en las estimaciones de infecciones y muertes del IHME; tenga en cuenta que el IHME da un rango estimado, y nos referimos a la estimación media). Este asombroso número de muertos es tanto una profunda tragedia como un fracaso global masivo en múltiples niveles. Demasiados gobiernos no se han adherido a las normas básicas de racionalidad institucional y transparencia, demasiadas personas, a menudo influenciadas por la desinformación, han faltado al respeto y protestado contra las precauciones básicas de salud pública, y las principales potencias del mundo no han colaborado para controlar la pandemia.Los múltiples fracasos de la cooperación internacional incluyen (1) la falta de notificación oportuna del brote inicial de COVID-19; (2) retrasos costosos en el reconocimiento de la vía crucial de exposición en el aire del SARS-CoV-2, el virus que causa la COVID-19, y en la implementación de medidas apropiadas a nivel nacional y mundial para frenar la propagación del virus; 3) la falta de coordinación entre los países en relación con las estrategias de represión; (4) el fracaso de los gobiernos para examinar la evidencia y adoptar las mejores prácticas para controlar la pandemia y gestionar los efectos de contagio económicos y sociales de otros países; 5) el déficit de financiación mundial para los países de ingresos bajos y medianos (PIBM), según lo clasificado por el Banco Mundial; (6) la falta de suministros globales adecuados y una distribución equitativa de los productos básicos clave, incluidos los equipos de protección, los diagnósticos, los medicamentos, los dispositivos médicos y las vacunas, especialmente para los PIBM; (7) la falta de datos oportunos, precisos y sistemáticos sobre infecciones, muertes, variantes virales, respuestas del sistema de salud y consecuencias indirectas para la salud; (8) la aplicación deficiente de niveles adecuados de regulaciones de bioseguridad en el período previo a la pandemia, lo que aumenta la posibilidad de un brote relacionado con el laboratorio; 9) la falta de lucha contra la desinformación sistemática; y 10) la falta de redes de seguridad mundiales y nacionales para proteger a las poblaciones en situación de vulnerabilidad.