El principio rector es reducir el número de casos lo más rápido posible, ya que esto tiene grandes ventajas para la salud, la sociedad y la economía. La acción conjunta de todos los países europeos hará que cada esfuerzo nacional y local sea más eficaz e impactante y salvaguardará la salud pública en toda Europa. Cuanto más duran las restricciones y menos eficaces se vuelven, más se agotan los recursos psicológicos, sociales y económicos de las personas. Cuando las variantes novedosas requieran medidas aún más estrictas y más largas que las medidas existentes, es de suma importancia garantizar que las personas con cargas particularmente pesadas reciban apoyo financiero y social, que las cargas sociales se distribuyan de manera justa y que los servicios de salud mental satisfagan la creciente demanda para hacer frente al duelo. aislamiento, pérdida de ingresos, miedo, abuso de alcohol y drogas, insomnio y ansiedad como resultado de la pandemia y estrategias de encierro.
También se deben considerar los factores contextuales y los que afectan el comportamiento de riesgo, como la percepción del riesgo. Los principios básicos de acción son evitar la importación de nuevas variantes, prevenir su propagación y mejorar la vigilancia molecular. Cuanto antes y más eficazmente actúen los países, antes se podrán relajar las restricciones. Todo tipo de medidas deben coordinarse y sincronizarse en Europa. Cada reducción adicional de contagio (es decir, de R) cuenta, ya que reduce la duración necesaria de las medidas estrictas más que proporcionalmente.