Helbok, R., Rass, V., Beghi, E. et al. Encuesta internacional de la campaña Curing Coma sobre epidemiología, evaluación y terapia del coma (COME TOGETHER). Atención de neurocríticos 37 , 47–59 (2022). https://doi.org/10.1007/s12028-021-01425-8
Recopilado por Carlos Cabrera Lozada. Miembro Correspondiente Nacional, ANM puesto 16. ORCID: 0000-0002-3133-5183. 29/05/2024
Resumen
Fondo
Aunque el coma se encuentra comúnmente en cuidados intensivos, existe una variabilidad mundial en las prácticas de diagnóstico y tratamiento. Nuestro objetivo fue evaluar la variabilidad en las definiciones, etiologías, estrategias de tratamiento y actitudes hacia el pronóstico del coma.
Métodos
Como parte de la Campaña Curar el Coma de la Sociedad de Cuidados Neurocríticos, entre septiembre de 2020 y enero de 2021, realizamos una encuesta global transversal, internacional, anónima de profesionales de la salud que atienden a pacientes con coma y trastornos de la conciencia en los estados agudo, subagudo o entorno crónico. Las respuestas a la encuesta se solicitaron mediante correos electrónicos secuenciales distribuidos por sociedades internacionales de neurociencia y redes sociales. Los valores de Fleiss κ se calcularon para evaluar el acuerdo entre los encuestados.
Resultados
La encuesta fue completada por 258 profesionales de la salud de 41 países. Los encuestados eran predominantemente médicos ( n = 213, 83%), eran de Estados Unidos ( n = 141, 55%) y representaban centros académicos ( n = 231, 90%). Entre ocho elementos predefinidos, los encuestados identificaron las siguientes características cardinales, en varias combinaciones, que deben estar presentes para definir el coma: ausencia de vigilia (81%, κ = 0,764); Puntuación de coma de Glasgow (GCS) ≤ 8 (64 %, κ = 0,588); falta de respuesta intencionada a estímulos visuales, verbales o táctiles (60%, κ = 0,552); e incapacidad para seguir órdenes (58%, κ = 0,529). Las etiologías reportadas del coma encontradas incluyeron coma inducido médicamente (24%), lesión cerebral traumática (24%), hemorragia intracerebral (21%) y paro cardíaco/encefalopatía hipóxico-isquémica (11%). Las herramientas de evaluación clínica más comunes utilizadas para el coma incluyeron la GCS (94%) y el examen neurológico (78%). El sesenta y seis por ciento de los encuestados realizaba de forma rutinaria la interrupción de la sedación, en ausencia de contraindicaciones, para evaluaciones clínicas del coma en la unidad de cuidados intensivos. Las técnicas avanzadas de evaluación neurológica en pacientes comatosos incluyeron electroencefalografía cuantitativa (EEG)/análisis de conectividad (16%), resonancia magnética funcional (7%), tomografía computarizada por emisión de fotón único (6%), tomografía por emisión de positrones (4%), invasiva. EEG (4%) y microdiálisis cerebral (4%). Los neuroestimulantes más utilizados incluyeron amantadina (51%), modafinilo (37%) y metilfenidato (28%). Los principales determinantes para el pronóstico incluyeron la etiología del coma, los hallazgos del examen neurológico y las neuroimágenes. Menos del 20% de los encuestados informaron sobre un seguimiento rutinario de los supervivientes del coma después del alta hospitalaria; sin embargo, el 86% indicó interés en futuras iniciativas de investigación que incluyan resultados posteriores al alta a los seis (85%) y 12 meses (65%).
Conclusiones
Existe una amplia heterogeneidad entre los profesionales de la salud con respecto a la definición clínica de coma y el uso rutinario limitado de técnicas avanzadas de evaluación del coma en entornos de cuidados intensivos. Las prácticas de manejo del coma varían según los sitios y los mecanismos para un seguimiento coordinado y sostenido después del tratamiento agudo son inconsistentes. Existe una necesidad urgente de desarrollar directrices basadas en evidencia y un enfoque colaborativo y coordinado para avanzar tanto en la ciencia como en la práctica del manejo del coma a nivel mundial.