Judith M Hübschen, et al. DOI: https://doi.org/10.1016/S0140-6736(21)02004-3
Recopilado por Carlos Cabrera Lozada. Miembro Correspondiente Nacional, ANM puesto 16. ORCID: 0000-0002-3133-5183. 08/02/2022
Resumen
El sarampión es una enfermedad altamente contagiosa, potencialmente mortal, pero prevenible por vacunación causada por el virus del sarampión. Los síntomas incluyen fiebre, erupción maculopapular y al menos uno de tos, coriza o conjuntivitis, aunque las personas vacunadas pueden tener síntomas más leves o incluso nulos. El diagnóstico de laboratorio se basa en gran medida en la detección de anticuerpos IgM específicos en suero, manchas de sangre seca o líquido oral, o la detección de ARN viral en hisopos de garganta o nasofaríngeos, orina o líquido oral. Las complicaciones pueden afectar a muchos órganos y a menudo incluyen otitis media, laringotraqueobronquitis, neumonía, estomatitis y diarrea. Las complicaciones neurológicas son poco frecuentes pero graves, y pueden ocurrir durante o poco después de la enfermedad aguda (por ejemplo, encefalomielitis diseminada aguda) o meses o incluso años después (por ejemplo, encefalitis corporal de inclusión del sarampión y panencefalitis esclerosante subaguda). El manejo del paciente implica principalmente terapia de apoyo, como la suplementación con vitamina A, el monitoreo y tratamiento de infecciones bacterianas secundarias con antibióticos y la rehidratación en caso de diarrea grave. No existe una terapia antiviral específica para el tratamiento del sarampión, y el control de la enfermedad depende en gran medida de la prevención. Sin embargo, a pesar de la disponibilidad de una vacuna segura y eficaz, el sarampión sigue siendo endémico en muchos países y causa una morbilidad y mortalidad considerables, especialmente entre los niños en entornos de escasos recursos. Las bajas cifras de casos reportadas en 2020, después de un resurgimiento mundial del sarampión entre 2017 y 2019, deben interpretarse con cautela, debido al efecto de la pandemia de COVID-19 en la vigilancia de la enfermedad. Las actividades de vacunación interrumpidas durante la pandemia aumentan el potencial de otro resurgimiento del sarampión en el futuro cercano, y se requerirán campañas de vacunación efectivas y oportunas para ponerse al día, un fuerte compromiso y liderazgo, y recursos suficientes para mitigar esta amenaza.