Alyssa J. Moran, ScD, MPH, RD1; Dra. Christina A. Roberto2 doi:10.1001/jama.2023.24472
Recopilado por Carlos Cabrera Lozada. Miembro Correspondiente Nacional, ANM puesto 16. ORCID: 0000-0002-3133-5183. 02/12/2023
Resumen
En los últimos 5 años, «La comida es medicina», la provisión de alimentos nutritivos y gratuitos a través del sistema de atención médica, ha recibido una cantidad asombrosa de atención intelectual e inversión financiera. 1 Los alimentos son medicina fue una iniciativa clave en la Estrategia Nacional sobre el Hambre, la Nutrición y la Salud de 2022, y 2 estados han lanzado coaliciones para financiar estos programas de manera sostenible. La Fundación Rockefeller, los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) y el Instituto de Investigación de Resultados Centrados en el Paciente han anunciado más de 350 millones de dólares en fondos para la investigación de alimentos y medicamentos. Los comentarios de los expertos sobre la promesa de la comida es medicina para la prevención y el tratamiento de enfermedades crónicas se han publicado en las principales revistas científicas, y las principales instituciones de investigación han establecido iniciativas de comida es medicina. Está bien establecido que hay valor en ofrecer alimentos sin costo a las personas que los necesitan. Pero el entusiasmo de las comunidades médicas y de salud pública por los alimentos y la medicina parece injustificado por su probable beneficio.
El concepto de comida es medicina no es nuevo. Durante casi 4 décadas, las organizaciones comunitarias han proporcionado alimentos médicamente adaptados a pacientes con afecciones sensibles a la dieta, como el VIH/SIDA y la diabetes tipo 2. Estos programas llenan un vacío en el tratamiento al facilitar que los pacientes con afecciones de salud graves satisfagan sus necesidades nutricionales específicas. El reciente movimiento food is medicine expande esta idea para abarcar una variedad de programas, desde educación culinaria con apoyo alimentario hasta «recetas» de médicos que los pacientes intercambian por alimentos saludables. 2 El razonamiento es que debido a que los planes de salud cubren el costo de los medicamentos, como las estatinas, que reducen el riesgo de enfermedades crónicas, también deben cubrir el costo de los alimentos que reducen ese riesgo.