LD. José Gregorio Hernández. 21/06/2020

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Leopoldo Briceño-Iragorry. Individuo de Número

En el mundo médico venezolano no existe persona de la que se haya escrito más que de este ilustre trujillano; la exaltación de sus virtudes y la aureola de santidad creada en torno a su existencia, realizada por el fervor popular, groseramente abultada por los programas de cine, radio y televisión, han desfigurado la señera silueta del maestro, su vida y su obra, creando como un mito que poco armoniza con la realidad de su imagen de médico eminente, de reconocida santidad.

Fue un hombre excepcional lo cual no lo eximió de defectos y por tanto de críticas, solo Jesucristo estuvo exento de debilidades y flaquezas. El entusiasmo de sus apologistas transformados en hagiógrafos en los que respecta a su espiritualidad, los han llevado al punto de deificar su vida, ignorando su condición humana y olvidando la responsabilidad de quienes escriben la historia; de ahí que su figura se nos presenta asfixiada por montañas de escritos, falsas anécdotas y huecas historietas, que habrá que arrojar lejos para obtener la verdadera imagen de su persona, y una estimación cabal de su obra y actuación especialmente como médico y docente, aunque también tocaremos en parte su espiritualidad pudiéndola dejar a otros más idóneos en la materia…

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