Wang, Yunhe et al. «Factores de estilo de vida modificables y el riesgo de secuelas multisistémicas, hospitalización y muerte posteriores a COVID-19». Comunicaciones de la Naturaleza vol. 15,1 6363. 29 de julio de 2024, DOI: 10.1038/s41467-024-50495-7
Recopilado por Carlos Cabrera Lozada. Miembro Correspondiente Nacional, ANM puesto 16. ORCID: 0000-0002-3133-5183. 04/08/2024
Resumen
Las estrategias de prevención eficaces de las complicaciones posteriores a la COVID son cruciales para que los pacientes, los médicos y los responsables políticos mitiguen su carga acumulativa. Este estudio evaluó la asociación de factores modificables del estilo de vida (tabaquismo, ingesta de alcohol, IMC, actividad física, tiempo sedentario, duración del sueño y hábitos dietéticos) con secuelas multisistémicas de COVID-19, muerte y hospitalización en la cohorte del Biobanco del Reino Unido (n = 68.896). Un estilo de vida favorable (6-10 factores sanos; 46,4 %) se relacionó con un riesgo 36 % más bajo de secuelas multisistémicas (CRI, 0,64; IC 95 %, 0,58-0,69; ARR a 210 días, 7,08%; IC 95%, 5,98-8,09) en comparación con un estilo de vida desfavorable (0-4 factores; 12,3%). Las reducciones de riesgo abarcaron los 10 sistemas de órganos, incluidos los trastornos cardiovasculares, de coagulación, metabólicos, gastrointestinales, renales, de salud mental, musculoesqueléticos, respiratorios y fatiga. Este efecto beneficioso se atribuyó en gran medida a los impactos directos en el estilo de vida, independientemente de las comorbilidades previas a la infección correspondientes (71% para cualquier secuela). Un estilo de vida favorable también se relacionó con el riesgo de muerte post-COVID (HR 0,59, 0,52-0,66) y hospitalización (HR 0,78, 0,73-0,84). Estas asociaciones persistieron en las fases de infección aguda y posaguda, independientemente del estado de hospitalización, la vacunación o la variante del SARS-CoV-2. Estos hallazgos subrayan la importancia clínica y de salud pública de adoptar un estilo de vida saludable para mitigar los impactos adversos a largo plazo de la COVID-19 y mejorar la preparación para futuras pandemias.