Tuberculosis

Compartir

Anete Trajman, et al. DOI: 10.1016/S0140-6736(24)02479-6

Recopilado por Carlos Cabrera Lozada. Individuo de Número, ANM Sillón VII. ORCID: 0000-0002-3133-5183. 14/03/2025

Resumen

La tuberculosis es una de las principales causas de muerte a nivel mundial. Dada su transmisión aérea, cualquier persona puede infectarse, pero quienes viven en entornos de alta incidencia están más expuestos. El riesgo de progresión a la enfermedad es mayor durante los primeros años tras la infección y en personas con desnutrición, inmunodepresión, tabaquismo, consumo de alcohol o diabetes. Si bien la tos, la fiebre y la pérdida de peso son síntomas característicos, las personas con tuberculosis pueden ser asintomáticas, por lo que se requiere un alto índice de sospecha. El diagnóstico precoz se puede realizar mediante un examen de esputo (idealmente con pruebas moleculares rápidas), pero la radiografía de tórax puede ser útil. La mayoría de las personas con la enfermedad pueden recibir tratamiento con regímenes de 6 meses o menos; pueden ser necesarios regímenes más prolongados para quienes presentan farmacorresistencia. Un aspecto fundamental para el éxito del tratamiento es una atención integral y centrada en la persona, que incluya abordar los determinantes clave, como la desnutrición, el tabaquismo y el consumo de alcohol, y optimizar el manejo de las comorbilidades, como la diabetes y el VIH. La atención debe continuar una vez finalizado el tratamiento, ya que las secuelas a largo plazo son frecuentes. La prevención se basa principalmente en el tratamiento con regímenes basados ​​en rifamicina; las vacunas actuales tienen una eficacia limitada. La investigación continua sobre regímenes más cortos y seguros para el tratamiento de infecciones y enfermedades, así como sobre métodos de diagnóstico más sencillos y precisos, será clave para la eliminación de la tuberculosis.

Academia Nacional de Medicina