Las cuarentenas y las prohibiciones de viaje son a menudo la primera respuesta contra las nuevas enfermedades infecciosas. Sin embargo, estas herramientas antiguas suelen ser de utilidad limitada para transmisiones altamente transmisibles, y si se impone tal medida con mano dura o pesada, o de una manera demasiado casual, puede ser contraproducente. Con un virus como el SARS-CoV-2, no puede la cuarentena proporcionar una respuesta suficiente. En la práctica de la salud pública, «cuarentena» se refiere a la separación de personas (o comunidades) que han estado expuestas a una enfermedad infecciosa. El «aislamiento», por el contrario, se aplica a la separación de personas que se sabe están infectadas. A pesar de la amplitud y el encanto de las prohibiciones de viaje y cuarentenas obligatorias, la respuesta eficaz al Covid-19 requiere de más novedosas y creativas herramientas legales. Con Covid-19 en nuestras comunidades, las circunstancias exigen que imaginemos e implementemos leyes de salud pública que enfaticen el apoyo comunitario en lugar de la restricción.
La experiencia de un médico con Covid-19 en Italia (artículo en inglés del NEJM)
Hace unas semanas, el Dr. D., un jefe de mediana edad, de cardiología en uno de los hospitales más grandes del norte de Italia, desarrolló fiebre. Ante el miedo de tener Covid-19, buscó confirmación clínica y de laboratorio, pero le dijeron que no había suficientes pruebas disponibles para aquellos que no habían demostrado exposición a una persona infectada. A él, por tanto, se le aconsejó quedarse en casa hasta que se resolviera la fiebre. Luego volvió a trabajar al cabo de 6 días, pero 5 días después de eso, una fiebre leve volvió y pronto desarrolló una tos. De nuevo, se puso en cuarentena en el sótano de su casa para no exponer a su familia. Con la mitad de las 1000 camas de su hospital ocupadas por pacientes con Covid-19, el Dr. D., quien finalmente recibió un resultado positivo el 10 de marzo, sabe que es afortunado.
El distanciamiento social es la única herramienta efectiva para romper la cadena de contagio y suavizar la curva. Sin duda alguna se evitaría contagiar a los más vulnerables, aunque algunos datos del CDC de Estados Unidos indican que la mortalidad también afecta a grupos de personas de diferentes edades (jóvenes y adultos mayores)…
Esto pareciera paradójico, pues los estudios genómicos del Virus COVID-19 indican que su tasa de mutación no varía en tanta magnitud, ya que esto sería contraproducente para la propia supervivencia del Virus en su huésped.
Todo ello nos produce la siguiente cuestión: ¿Qué factores serían los implicados en la afectación de población más joven por COVID-19 en Estados Unidos, a diferencia de la población Europea y del continente asiático?