BM. Volumen 6, No. 70, Octubre 2014

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Sección I – Editorial
Rafael Muci-Mendoza 2014-6-70-I-81
¨El doctor nunca me tocó…¨. Elogio del cambio de paradigma. Elogio del eslabón perdido
Recuerdo un alumno mío que me pidió acompañarme mientras yo examinaba a un paciente para ver cómo lo hacía… Le asistía toda la razón; en las visitas o revistas médicas de mis años estudiantiles, era poco frecuente observar que un profesor interrogara primariamente a un paciente, lo examinara íntegramente de cabeza a pies o realizara un examen neurológico rápido, completo y provechoso… Casi siempre de pie, brazos cruzados y en actitud distante, tomaban como cierto lo que el estudiante o el residente les narraba sin tomarse la molestia en confrontar su examen con el del otro, en ver si la indagación de la anamnesis, su técnica palpatoria o auscultatoria y sus razonamientos clínicos, así, que de la interrelación y comparación emergiera una lección. Con mis alumnos, siempre he insistido en hacerlo; muy a menudo encontré o encuentro algún hallazgo relevante, oculto o inadvertido aplicable al diagnóstico o al tratamiento, una oportunidad de enseñarles, de esas que nunca se olviden.
Me explico: Un día mientras veíamos un enfermo en la sala 3 del Hospital Vargas de Caracas, un residente que luego se hizo neurólogo, me presentó el caso de su enfermo, -¨Un accidente cerebrovascular isquémico¨-, me dijo con decisión.

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