Sección I –
Editorial Rafael Muci-Mendoza 2018-10-109-I-123
La observación: cualidad de grandes. Sobre enfermedades y escritores… Elogio del encierro: atrapado y sin salida.
Cuando damos lo mejor de nosotros, enseñando a nuestros alumnos el sentido profundo de la medicina, algo más que enfermedades y «casos clínicos», ellos nos retribuyen con cuanto poseen: Sus sueños, inquietudes, temores, ideas, preguntas, el último concepto o terapéutica de tal o cual enfermedad, obligándonos a realizar un ritual de gimnasia cerebral matutina, inyectándonos casi que novísimos neurotransmisores para hacer nuestro cerebro más ágil y menos cansado, haciéndonos pensar en lo que nunca se nos habría ocurrido pensar…Pero por sobre todo, comparten con nosotros las vivencias de sus pacientes. Se cree que los años trajinados entre personas aporreadas por la saña de la enfermedad, nos han hecho más conocedores y más sabios. ¡Nada más incierto! No por rareza, ellos y nosotros solemos encontrarnos «a pie», lelos y perplejos ante el drama de la vida y de la muerte, del problema clínico de difícil comprensión o resolución y tantos errores acumulados. Es cuando quisiéramos echar mano a nuestras pasadas experiencias con casos similares, parecidos o conexos, pero, ¡la memoria nos traiciona!.