CV. ¿Es el SARS-CoV-2 la única causa de COVID prolongado?

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Ilduara Pintos-Pascual, et al. DOI: 10.24875/AIDSRev.22000025

Recopilado por Carlos Cabrera Lozada. Miembro Correspondiente Nacional, ANM puesto 16. ORCID: 0000-0002-3133-5183. 08/01/2022 

Resumen

Alrededor del 10% de los adultos infectados con SARS-CoV-2 que sobreviven a un primer episodio de COVID-19 parecen experimentar manifestaciones clínicas a largo plazo. Los signos y síntomas de este síndrome COVID-19 posagudo (PACS) incluyen fatiga, disnea, dolor en las articulaciones, mialgia, dolor torácico, tos, anosmia, disgeusia, dolor de cabeza, depresión, ansiedad, pérdida de memoria, dificultades de concentración e insomnio. Estas secuelas recuerdan la constelación de manifestaciones clínicas previamente reconocidas como encefalomielitis miálgica (EM) o síndrome de fatiga crónica (SFC). Esta condición se ha descrito después de distintos eventos infecciosos, en su mayoría enfermedades virales agudas. De esta manera, la fisiopatología de PACS podría superponerse con mecanismos implicados en otros síndromes de fatiga post-infecciosa. El riesgo de PACS es más frecuente en mujeres que en hombres. Factores genéticos adicionales del huésped podrían estar involucrados. Existe una desregulación de múltiples órganos y sistemas del cuerpo, que involucra el sistema inmune, la cascada de coagulación, los órganos endocrinos, el sistema nervioso autónomo, el eje microbiota-intestino-cerebro, el eje hipotalámico-pituitario-suprarrenal, el eje hipotalámico-pituitario-tiroideo, etc. Hipotéticamente, una respuesta anormal a ciertos agentes infecciosos podría desencadenar el desarrollo de síndromes de fatiga post-infecciosa.

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