Bogdan C. Pană et al. frente. Salud Pública, 30 de junio de 2021 | https://doi.org/10.3389/fpubh.2021.672698
Recopilado por Carlos Cabrera Lozada. Director del postgrado de Medicina Materno Fetal. Universidad Central de Venezuela. ORCID: 0000-0002-3133-5183. 08/07/2021
Antecedentes: La pandemia de COVID-19 obligó a las organizaciones relacionadas con la salud a lanzar rápidamente procedimientos en todo el país que eran fáciles de usar y baratos. La medición de la temperatura corporal con termómetros infrarrojos sin contacto (NCITs) se encuentra entre los procedimientos más comunes, tanto en entornos hospitalarios como en muchas otras entidades. Sin embargo, las experiencias prácticas hospitalarias han planteado grandes dudas sobre la validez del procedimiento.
Objetivo: Este estudio tuvo como objetivo evaluar la validez de la temperatura corporal medida mediante NCITs entre pacientes oncológicos y trasplantados que realizaron la prueba de reacción en cadena de la polimerasa para LA PCR+ y PCR+ del SARS-Cov-2 en un hospital rumano.
Métodos: La temperatura corporal se midió para 5.231 pacientes hospitalizados utilizando NCITs. El punto de corte para la fiebre fue igual o superior a 37,3°C. Los pacientes entonces completaron un cuestionario sobre sus síntomas, contacto, e historia del recorrido.
Resultados: Se detectó fiebre en cinco de 53 personas con PCR+, lo que resultó en una sensibilidad del 9,43% (IC del 95%, 3,13–20,66%). No se verificó fiebre en 5.131 de 5.171 personas con PCR-, lo que resultó en una especificidad del 99,15% (IC del 95%, 98,86–99,38%). Una visión defensiva del procedimiento del NCIT (error estándar máximo sólo a favor) tuvo una sensibilidad de 15,09% (IC del 95%, 6,75–27,59%).
Conclusiones: El uso de NCITs en un triaje proporciona poco valor para la detección de COVID-19. Por otra parte, proporciona un sentido falso de la protección contra la enfermedad mientras que discrimina posiblemente a los individuos que podrían presentar fiebre debido a otras razones, tales como tratamientos oncológicos, donde la fiebre es una consecuencia terapéutica común. Se debe considerar el consumo de recursos humanos calificados, especialmente en el contexto de la escasez de profesionales de la salud en todo el mundo.