CV. Inmunidad celular en convalecientes de Covid-19. Artículo de Nature, 19/08/2020

Compartir

Le Bert y colaboradores, de un consorcio académico diverso de Singapur, hallaron células T reactivas al SARS-CoV-2 en individuos que se habían recuperado del SARS o COVID-19 y en donantes no expuestos, aunque con diferentes patrones de inmunorreactividad.

Las células T de memoria inducidas por patógenos previos pueden moldear la susceptibilidad y la gravedad clínica de infecciones posteriores. Se sabe poco sobre la presencia en humanos de células T de memoria preexistentes que tienen el potencial de reconocer el coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo severo (SARS-CoV-2). Aquí estudiamos las respuestas de las células T contra las regiones estructurales (proteína de la nucleocápside (N)) y no estructurales (NSP7 y NSP13 de ORF1) del SARS-CoV-2 en individuos convalecientes de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) (n = 36 ). En todos estos individuos, encontramos células T CD4 y CD8 que reconocían múltiples regiones de la proteína N. A continuación, mostramos que los pacientes (n = 23) que se recuperaron del SARS (la enfermedad asociada con la infección por SARS-CoV) poseen células T de memoria de larga duración que son reactivas a la proteína N del SARS-CoV 17 años después del brote de SARS. en 2003; estas células T mostraron una fuerte reactividad cruzada con la proteína N del SARS-CoV-2. También detectamos células T específicas de SARS-CoV-2 en personas sin antecedentes de SARS, COVID-19 o contacto con personas que tenían SARS y / o COVID-19 (n = 37). Las células T específicas de SARS-CoV-2 en donantes no infectados exhibieron un patrón diferente de inmunodominancia y con frecuencia se dirigieron a NSP7 y NSP13, así como a la proteína N. La caracterización del epítopo de las células T específicas de NSP7 mostró el reconocimiento de fragmentos de proteínas que se conservan entre los betacoronavirus animales, pero que tienen una baja homología con los coronavirus asociados a humanos del «resfriado común». Por tanto, la infección con betacoronavirus induce inmunidad de células T multiespecífica y duradera contra la proteína N estructural. Comprender cómo las células T preexistentes específicas de N y ORF1 que están presentes en la población general afectan la susceptibilidad y la patogénesis de la infección por SARS-CoV-2 es importante para el manejo de la pandemia actual de COVID-19.

Publicado por R. Rangel-Aldao

Deja un comentario

Academia Nacional de Medicina