Biomarcadores en el shock cardiogénico: viejos amigos, nuevos amigos

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Jozwiak, M., Lim, S.Y., Si, X. et al. Biomarcadores en el shock cardiogénico: viejos amigos, nuevos amigos. Ann. Cuidados Intensivos 14, 157 (2024). https://doi.org/10.1186/s13613-024-01388-x

Recopilado por Carlos Cabrera Lozada. Individuo de Número, ANM Sillón VII. ORCID: 0000-0002-3133-5183. 29/10/2024

Resumen

En el shock cardiogénico, lo ideal es que los biomarcadores ayuden a realizar el diagnóstico, elegir las opciones terapéuticas adecuadas y hacer un seguimiento del paciente, además de los índices clínicos y ecocardiográficos. Entre los biomarcadores «antiguos» que se han utilizado durante décadas, el lactato detecta, cuantifica y sigue el metabolismo anaeróbico, a pesar de su falta de especificidad. Los biomarcadores renales y hepáticos son indispensables para detectar el efecto del shock en la función de los órganos y son altamente predictivos de malos resultados. Los biomarcadores directos de daño cardíaco como las troponinas cardíacas, los natriuréticos de tipo B y los péptidos natriuréticos de tipo B N-terminales tienen un buen valor pronóstico, pero carecen de especificidad para detectar una causa cardiogénica de shock, ya que muchos factores influyen en sus concentraciones plasmáticas en pacientes críticos. Entre los biomarcadores que se han descrito más recientemente, el dipeptidil peptidasa-3 es uno de los más interesantes. Además de su valor pronóstico, podría representar una diana terapéutica en el shock cardiogénico en el futuro, ya que un anticuerpo específico inhibe su actividad. La adrenomedulina es una pequeña hormona peptídica secretada por varios tejidos, incluidas las células del músculo liso vascular y el endotelio, particularmente en condiciones patológicas. Tiene un efecto vasodilatador y tiene valor pronóstico durante el shock cardiogénico. Un anticuerpo inhibe su actividad, por lo que la adrenomedulina podría representar una diana terapéutica en el shock cardiogénico. Un número cada vez mayor de biomarcadores inflamatorios también tiene un valor pronóstico demostrado en el shock cardiogénico, lo que refleja la reacción inflamatoria asociada con el síndrome. Algunos de ellos se combinan para formar puntuaciones proteómicas pronósticas. Junto con las variables clínicas, los biomarcadores se pueden utilizar para establecer «firmas» biológicas características de las vías fisiopatológicas implicadas en el shock cardiogénico. Esto ayuda a describir los subfenotipos de los pacientes, que en el futuro podrían utilizarse en ensayos clínicos para definir las poblaciones de pacientes que responden específicamente a un tratamiento.

Academia Nacional de Medicina