Jenny García, et al. DOI: https://doi.org/10.1016/S2214-109X(23)00520-X
Recopilado por Carlos Cabrera Lozada. Miembro Correspondiente Nacional, ANM puesto 16. ORCID: 0000-0002-3133-5183. 04/01/2024
Resumen
Recientemente destacamos el rápido deterioro de las circunstancias que enfrentan los niños pequeños en Venezuela entre 2008 y 2016.
1 Esta reversión de una tendencia de décadas hacia una mejor salud en el país se produjo en medio de una fuerte recesión económica y un sistema de salud colapsado.
2 Desde entonces, la crisis socioeconómica que afecta a Venezuela ha continuado, provocando los mayores desplazamientos de población en la historia reciente de las Américas. También han resurgido varias enfermedades prevenibles por vacunación,
3 y las múltiples olas de la pandemia de COVID-19 han interrumpido aún más los servicios de salud en los últimos 3 años.
4 La evolución de los bebés en este contexto adverso sigue siendo en gran medida desconocida porque las estadísticas vitales oficiales sobre la mortalidad no se han hecho públicas en Venezuela desde 2018.Para producir estimaciones anuales de la tasa de mortalidad infantil (TMI) para el período que comienza en 2019, adaptamos los métodos utilizados en nuestro artículo anterior.
1 Estimamos el número anual de nacimientos (es decir, el denominador de la tasa de mortalidad infantil) combinando los datos del censo sobre el número de mujeres por edad en 2011, con las estimaciones de las encuestas sobre las tasas de emigración y fecundidad específicas por edad que abarcan el período hasta 2022 (apéndice, págs. 3-4).
5 Se utilizaron registros recogidos en hospitales y otros establecimientos de salud para obtener los recuentos anuales de muertes infantiles (es decir, el numerador de la TMI). Estos datos de muertes hospitalarias fueron reportados por el Ministerio de Salud de Venezuela en 2022, después de varios años de pausa,
6 Sin embargo, no está claro qué porcentaje de todas las muertes infantiles representan (apéndice p 4). Por lo tanto, formulamos dos escenarios, sobre la base de un análisis de las tendencias en la relación entre las muertes hospitalarias y las muertes totales para el período en que ambos indicadores se informaron cada año (es decir, 2003-16). En el primer escenario, consideramos que este ratio siguió aumentando linealmente a partir de 2016. En el segundo escenario, consideramos que la relación entre el número de muertes hospitalarias y totales disminuyó recientemente, debido a que la crisis socioeconómica y la pandemia de COVID-19 podrían haber reducido el uso de la atención médica o la integridad de los registros de salud, o ambos. Por último, se utilizaron técnicas demográficas indirectas
7 generar dos estimaciones independientes de la TMI a partir de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI), una encuesta representativa a nivel nacional de las condiciones de vida realizada en 2019–21 (apéndice, pág. 5).
5Nuestros análisis de estas múltiples fuentes de datos indican que la salud de los bebés venezolanos probablemente ha seguido deteriorándose desde 2016. En el primero de nuestros escenarios, la TMI alcanzó las 23,2 muertes por cada 1000 nacidos vivos (IC 95% 22,1-24,2) en 2017, antes de disminuir a 20,2 muertes por cada 1000 nacidos vivos en 2022, una disminución del 12,9% en relación con el pico estimado (figura A). En el segundo escenario, la TMI siguió aumentando, aunque a un ritmo más lento, hasta 2022 (gráfico B). En ambos escenarios, sin embargo, la mortalidad infantil se mantuvo en niveles similares a los experimentados en el país en la década de 1990 o principios de la década de 2000.