Alimuddin Zumla, et al. DOI: 10.1016/S0140-6736(25)00335-6
Recopilado por Carlos Cabrera Lozada. Individuo de Número, ANM Sillón VII. ORCID: 0000-0002-3133-5183. 26/02/2025
Resumen
A medida que se acerca el Día Mundial de la Tuberculosis, el 24 de marzo de 2025, las autoridades sanitarias mundiales se encuentran una vez más en una coyuntura crucial en los esfuerzos por hacer frente a la continua emergencia mundial de la tuberculosis. En 2023 se registraron 10,8 millones de nuevos casos de tuberculosis y 1,25 millones de muertes, incluidas 161 000 muertes entre personas infectadas por el VIH.1 La decisión del gobierno de Estados Unidos de congelar abruptamente las actividades de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) asombró al mundo.2 Dado que los Estados Unidos son uno de los principales contribuyentes a las iniciativas contra la tuberculosis en países con una alta carga de tuberculosis y VIH, se ha considerado que esta acción pone en peligro los avances logrados en el logro de los objetivos de la OMS y las Naciones Unidas de poner fin a la tuberculosis para 2030.3,4 USAID ha sido una piedra angular en la financiación de programas nacionales de tuberculosis en África y Asia. En 2024, USAID proporcionó 406 millones de dólares en fondos para la atención y los esfuerzos de prevención de la tuberculosis5 a través de redes de organizaciones no gubernamentales, grupos religiosos y otros socios. En el África subsahariana, USAID apoyó programas de tuberculosis y VIH para la detección de casos, el tratamiento y la atención de seguimiento. Es importante destacar que la congelación de USAID ahora exacerba aún más el déficit existente de $ 11 mil millones para la respuesta a la tuberculosis.6,7 empeorando una situación ya de por sí nefasta7,8 situación con consecuencias de largo alcance.