National Institutes of Health (NIH) ha anulado su recomendación en contra del antiparasitario económico ivermectina para el tratamiento de COVID-19 y la agencia advierte que no puede hacer recomendaciones a favor o en contra de su uso, dejando la decisión a médicos y pacientes.
«Se necesitan los resultados de estudios clínicos potenciados de forma adecuada, bien diseñados y bien realizados para proporcionar orientación más específica y basada en evidencia sobre la función de ivermectina en el tratamiento de la COVID-19», de acuerdo con la nueva Guía de National Institutes of Health dada a conocer.
Para la OPS, la evidencia de seguridad y eficacia «es incierta»
La controversia alrededor de la ivermectina también se ha agitado por estos días en varios países de Latinoamérica, una de las regiones donde más se ha extendido el uso oficial e informal de esta intervención.
En Argentina, al menos cinco provincias incluyeron al antiparasitario en sus guías o recomendaciones de tratamiento precoz de pacientes con COVID-19, aunque la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología (ANMAT) no tiene aprobada esa indicación.
Las ventas del medicamento en farmacias se dispararon, algunos laboratorios nacionales lanzaron campañas promocionales o nuevas presentaciones con la «dosis apropiada» para COVID-19 y también creció la demanda de aquellos productos de uso veterinario que lo contienen.
«Quienes pueden comprar ivermectina en la farmacia toman la de uso humano; los que viven en los campos o tienen menos acceso consumen hasta la del ganado, con cuchara», dijo a Medscape en español el Dr. Bruno Buchholz, médico e investigador en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, quien pasó las fiestas en la provincia de Misiones (en el nordeste del país) y volvió sorprendido por el alto consumo del fármaco entre la población y los profesionales de la salud