Alfonso J. Rodríguez-Morales, et al. Frente. Virol. Sec. Diversificación y Evolución Viral, Volumen 4 – 2024 | doi: 10.3389/fviro.2024.1527580
Recopilado por Carlos Cabrera Lozada. Individuo de Número, ANM Sillón VII. ORCID: 0000-0002-3133-5183. 08/12/2024
Resumen
Cinco años después del inicio de la pandemia del coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo severo (SARS-CoV-2), sus consecuencias siguen repercutiendo a nivel mundial. La pandemia de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) ha transformado profundamente varios aspectos de la vida, incluidos los estilos de vida, los viajes, la educación, las economías, la seguridad alimentaria, la contaminación ambiental e incluso la salud mental. La adopción generalizada de medidas de teletrabajo y distanciamiento social ha alterado significativamente las interacciones sociales y los entornos laborales (1). Además, ha surgido el concepto de «deuda inmunitaria», que afecta a las respuestas inmunitarias de la población y altera la epidemiología de numerosas enfermedades y patrones de infección (2). La dinámica de la transmisión de la COVID-19 también puede haber influido en la evolución de otros patógenos, contribuyendo a la aparición de nuevas variantes y remodelando el panorama de la salud pública. Estos cambios colectivos han dejado un impacto duradero en la sociedad que todavía estamos trabajando para comprender y abordar. Hasta el momento, se han notificado 776 millones de casos (27 de octubre de 2024) y 7 millones de muertes en todo el mundo por SARS-CoV-2/COVID-19. Un aspecto intrigante del impacto de la pandemia en la evolución de los patógenos puede ilustrarse con la experiencia de 2009, cuando se duplicó un segmento del gen G del VRS-A, lo que dio lugar a la aparición del genotipo ON1 (3,4). Además, durante la temporada invernal 2020-21, la circulación de los virus de la influenza estuvo notablemente ausente (Figura 1), pero también con el Virus Respiratorio Sincitial (VRS) (Figura 1). El Sistema Mundial de Vigilancia y Respuesta a la Influenza (GISRS, por sus siglas en inglés) informó una disminución significativa en la actividad de la influenza entre abril y noviembre del 2020 (5)(6)(7). Estos ejemplos ponen de relieve cómo la pandemia remodeló el panorama de las enfermedades infecciosas de una manera que apenas estamos empezando a comprender. Por ello, en el tema de investigación «Impacto de la pandemia del SARS-CoV-2 en la evolución y epidemiología de otros virus», analizamos cómo la presencia y dominancia del SARS-CoV-2 puede influir en la epidemiología y evolución de otros virus. En Ghana, Asante IA et al. informaron una disminución en la actividad de la influenza durante el 2020 (8). Utilizando una estrategia de vigilancia centinela, evaluaron el porcentaje de positividad de la influenza entre 2017 y 2021. La actividad de la influenza fue baja entre las semanas 1 y 10 del 2020, similar a los niveles observados en el 2019. Sin embargo, no hubo detecciones de influenza hasta la semana 40. En general, la actividad de la influenza a fines de 2020 fue menor que en los otros períodos estudiados. Estos resultados fueron consistentes con los datos reportados por los CDC y otros investigadores (5)(6)(7). Es esencial mencionar que el mundo está experimentando múltiples brotes independientes de influenza A/H5N1 en varias aves y mamíferos, con algunos casos reportados en humanos. Este evento plantea la cuestión de si el aumento de la circulación atípica de la gripe A/H5N1, consecuencia de la pandemia de COVID-19, podría ser (9). Hayek H et al. realizaron un estudio de cohorte retrospectivo en Tennessee entre 2018 y 2022 (10). Durante la pandemia, la proporción de detecciones de VRS en niños menores de 5 años disminuyó del 63,7% al 59,5%. El estudio también informó cambios en los patrones de codetección entre el VRS y otros virus. Al igual que la gripe, los autores observaron un retraso en los casos de VRS durante 2020-2021. Coincidimos con la afirmación de los autores de que la interrupción de la circulación de los virus respiratorios durante la pandemia de COVID-19 puede explicar las diferencias observadas en la detección del VRS. Otros artículos mostraron una iaumento de la hospitalización y detección pediátrica y de adultos comparable al de temporadas anteriores (11).