S. Zeki, https://doi.org/10.1016/j.febslet.2007.03.094
Recopilado por Carlos Cabrera Lozada. Individuo de Número, ANM Sillón VII. ORCID: 0000-0002-3133-5183. 20/12/2024
Resumen
El amor romántico y maternal son experiencias muy gratificantes. Ambos están vinculados a la perpetuación de la especie y, por lo tanto, tienen una función biológica estrechamente vinculada de crucial importancia evolutiva. La capacidad recientemente desarrollada para estudiar los correlatos neuronales de los estados mentales subjetivos con técnicas de imagen cerebral ha permitido a los neurobiólogos aprender algo sobre las bases neuronales del amor romántico y materno. Ambos tipos de apego activan regiones específicas de cada uno, así como regiones superpuestas en el sistema de recompensa del cerebro que coinciden con áreas ricas en receptores de oxitocina y vasopresina. Ambos desactivan un conjunto común de regiones asociadas con las emociones negativas, el juicio social y la «mentalización», es decir, la evaluación de las intenciones y emociones de otras personas. Por lo tanto, el apego humano parece emplear un mecanismo de empuje y atracción que supera la distancia social al desactivar las redes utilizadas para la evaluación social crítica y las emociones negativas, mientras que une a los individuos a través de la participación de los circuitos de recompensa, lo que explica el poder del amor para motivar y entusiasmar. Sin embargo, el estudio biológico del amor, y especialmente el amor romántico, debe ir más allá y buscar percepciones biológicas que puedan derivarse del estudio de la literatura mundial del amor, y así llevar la producción de las humanidades a su órbita.