Dra. Kathleen Chung, et al. DOI: 10.1016/j.ajogmf.2022.100799
Recopilado por Carlos Cabrera Lozada. Individuo de Número, ANM Sillón VII. ORCID: 0000-0002-3133-5183. 03/02/2025
Resumen
Los embarazos después de un trasplante de órgano sólido tienen un mayor riesgo de ingreso antes del parto y complicaciones del embarazo, incluido el parto por cesárea. El parto por cesárea previo al parto de emergencia se asocia con un aumento de la morbilidad materna y neonatal en otras poblaciones de alto riesgo, pero su incidencia e impacto en los receptores de trasplantes no se comprenden bien.
Objetivo
Este estudio tuvo como objetivo caracterizar los factores de riesgo y los resultados del parto prematuro de emergencia en pacientes trasplantadas de riñón e hígado.
Diseño del estudio
Se trata de un estudio de cohorte retrospectivo de todas las receptoras de trasplante renal e hígado a las >20 semanas de gestación inscritas en el Transplant Pregnancy Registry International entre 1976 y 2019. Las participantes ingresadas antes del parto que requirieron un parto por cesárea de emergencia antes del parto se compararon con las admitidas antes del parto que tuvieron un parto no urgente. Los resultados primarios fueron morbilidad materna grave y morbilidad neonatal compuesta. Se realizó una regresión logística multivariable para la morbilidad neonatal compuesta.
Resultados
De los nacimientos de 1979 se incluyeron 181 embarazos (188 neonatos) con ingreso preparto. 51 embarazos (53 neonatos, 28%) fueron por cesárea de emergencia antes del trabajo de parto en comparación con 130 embarazos (135 neonatos, 72%) admitidos antes del parto que posteriormente no requirieron parto de emergencia. La indicación más común para el parto de emergencia fue el rastreo cardíaco fetal no tranquilizador (44 embarazos /51 partos de emergencia = 86%). Las personas embarazadas que se sometieron a una cesárea previa al parto de emergencia tuvieron menos probabilidades de dar a luz en un centro de trasplantes (37,3% frente a 41,5%; P=0,04) y presentaron tasas incrementadas de hipertensión crónica (33,3% vs 16,2%; P = 0,02). No hubo diferencia significativa en la morbilidad materna grave (3,9% vs 4,6%; P = 0,84), aunque hubo un aumento de la infección del sitio quirúrgico en la cohorte de parto por cesárea emergente antes del parto (3,9% vs 0%; P = 0,02). Entre las pacientes con parto por cesárea preparto de emergencia, hubo un aumento significativo en la morbilidad neonatal compuesta (43,4% vs 19,3%; P<,001) con una edad gestacional más temprana al parto (33,4 vs 34,7 semanas; P=0,02), menor peso al nacer (1899 g vs 2321 g; P<,001), menor percentil de peso al nacer (30,3% vs 40,6%; P=0,03), aumento del ingreso en unidad de cuidados intensivos neonatales (52,8% vs 35,6%; P=0,03) y aumento de la mortalidad neonatal (11,3% vs 1,5%; P = 0,002). Después de ajustar por año de concepción, raza, trastornos hipertensivos y malformaciones fetales, hubo un aumento persistente del riesgo de morbilidad neonatal (odds ratio ajustado, 3,01; intervalo de confianza 95 %, 1,50–6,08; P=0,002) se asoció con parto por cesárea preparto emergente después del trasplante.
Conclusión
Casi un tercio de los receptores de trasplantes de riñón e hígado admitidos antes del parto tuvieron un parto por cesárea de emergencia antes del parto, y el 63% de esta cohorte dio a luz fuera de un centro de trasplantes. Los embarazos después del trasplante deben incluir la colaboración multidisciplinaria entre el trasplante y la obstetricia para garantizar un manejo óptimo de la enfermedad antes del parto, especialmente para la hipertensión preexistente, para prevenir y mitigar la morbilidad obstétrica y neonatal en el contexto del parto por cesárea de emergencia.