Wijdicks, EFM Uremia y cerebro: la polémica historia de una pequeña molécula. Neurocrit Care (2024). https://doi.org/10.1007/s12028-024-02157-1
Recopilado por Carlos Cabrera Lozada. Individuo de Número, ANM Sillón VII. ORCID: 0000-0002-3133-5183. 31/01/2025
Resumen
El estado clínico de la uremia (y su encefalopatía) se considera tóxico porque hay metabolitos nocivos circulantes que ingresan al cerebro y que normalmente se excretan en la orina; esta explicación conceptual no ha cambiado durante más de un siglo [ 1 ]. Una vez que se introdujo la diálisis, proporcionó evidencia indiscutible de la toxicidad de algunos compuestos dializables de bajo peso molecular y, de hecho, el soluto orgánico más abundante es la urea. Debido a que la urea es cuantitativamente el producto más importante del catabolismo proteico, también era lógico considerar la uremia como un estado de sobrecarga de nitrógeno (azotemia). También se tradujo en tratamientos con dietas bajas en proteínas y altas en carbohidratos y grasas para prolongar la vida de los pacientes con insuficiencia renal terminal.
Los primeros investigadores observaron que el deterioro de las funciones intelectuales era una característica destacada de la enfermedad renal avanzada. Posteriormente se descubrió que la eliminación de solutos urémicos mediante diálisis revertía rápidamente este “síndrome urémico” [ 2 ]. Todo esto sugería que la exposición de las células cerebrales a solutos urémicos perjudica la función mental en pacientes con insuficiencia renal.